La máxima de cualquier traductor que se precie debe ser que su traducción parezca un texto producido originalmente en el idioma meta. Una correcta traducción va mucho más allá de la simple traslación de palabras de un idioma a otro: debe respetarse el sentido, la esencia y funcionalidad del texto original, además de procurar que la traducción sea natural e idiomática.
El servicio más básico de traducción es también el más adecuado para textos y documentos de carácter general, no especializados, como correos empresariales, artículos publicitarios, documentos académicos, currículos y textos literarios, por poner unos ejemplos.